En Capitulares crujen las cuadernas. Si continuamos utilizando términos marítimos diríamos que en el Ayuntamiento se ha desatado un temporal que apunta a marejada con tendencia a fuerte marejada. Algunos señalan que incluso puede convertirse en mar gruesa.
El rechazo al proyecto de ordenanzas fiscales, tumbadas por la oposición con la ayuda de Ganemos Córdoba —imprescindible para que fueran devueltas al gobierno—, inició la marejada. Unas declaraciones de la alcaldesa han hecho aumentar el temporal y ha desatado la fuerte marejada. La alcaldesa ha retado a la oposición a que le presente una moción de censura. Isabel Ambrosio sabe que con ese desplante —en el sentido taurino del término— tiene la partida ganada porque juega con ventaja.
El concepto «oposición» en Córdoba no está perfilado ni mucho menos. Ganemos Córdoba no forma parte del gobierno municipal, por lo que en teoría estaría en la oposición. Pero en la práctica ha venido actuando como mozo de estoques del gobierno. Sus votos fueron decisivos para aupar a la cabeza de lista socialista al sillón a la alcaldía, pero no entró a formar parte del bipartito social-comunista. Luego, en alguna ocasión, ha llamado a la puerta del gobierno, pero le han dado calabazas. Por eso, Ambrosio sabe que a la oposición le resultaría muy difícil, por no decir imposible, reunir los quince votos necesarios para desalojarla de la alcaldía. La prueba está en que los podemitas cordobeses se han apresurado a decir que lo de las ordenanzas fiscales ha sido «un desencuentro puntual», aunque advierten al gobierno que no tienen un cheque en blanco. Es una advertencia al portavoz de los populares, a quien le faltó tiempo para decir que el acuerdo de investidura estaba dinamitado. Bellido quería que la fuerte marejada se convirtiera en mar gruesa. Si bien eso no es más que la manifestación de un deseo que queda alejado de la realidad.
La moción de censura a la que ha retado Ambrosio a esa difusa oposición, necesita de un recambio y la lógica dice que tendría que ser un «pepero» —al fin y al cabo es el partido más votado—, aunque en este terreno se han visto cosas… verdaderamente extraordinarias; tales como convertir en alcalde al único concejal de un formación con tal de que evitar que otro ocupe el puesto. Son frecuentes los odios africanos.
No parece, pues, que la moción de censura tenga muchas posibilidades de llegar a buen puerto, aunque las cuadernas en Capitulares estén crujiendo. La prueba palpable de esa escasa posibilidad es que el propio portavoz de los populares se ha apresurado a recordarle a la alcaldesa que existe otro tipo de moción que está recogida en la Ley de Bases de Régimen Local: la de confianza.
Quien en este caso toma la iniciativa de presentarla es la propia alcaldesa y han de darse ciertas condiciones que se cumplen en el caso de Córdoba, al haber sido rechazadas las ordenanzas fiscales. Ese es uno de los supuestos que la ley contempla. Pero no parece probable que Ambrosio tome esa iniciativa porque se arriesga mucho más. Podía cogerla el toro —otro símil taurino— ya que bastaría para rechazar la confianza del pleno con un mayoría simple. Sólo más votos en contra que a favor.
Ahora viene el presupuesto de 2018. Veremos si las cuadernas del zarandeado buque municipal resisten la marejada que se ha desatado.
(Publicada en ABC Córdoba el 20 de septiembre de 2017 en esta dirección)