Hay viajes, como dice un viejo refrán, para los que nos hacen falta alforjas. Demasiadas expectativas para unos pobres resultados, algo a lo que nos tiene ya acostumbrados el teniente de alcalde Pedro García que, entre otras muchas competencias -por algo presume de que con sólo cuatro concejales (se refiere a los de IU o lo que quede de ella tras la venta protagonizada por Alberto Garzón) maneja el sesenta por ciento del presupuesto municipal, lo que explica que las cosas marchen como marchan-, es edil de Turismo. Que, como buen comunista, no se cansa de pontificar contra los servicios que prestan empresas privadas, cuya actuación termina por contratar, después de causar numerosos daños a lo público. Lo decimos porque es evidente en su actuación en lo que se refiere al espectáculo de agua, luz y sonido que ofrecía una empresa privada, en colaboración con el Ayuntamiento, en el Alcázar de los Reyes Cristianos. Lo ofrecía hasta que el mencionado edil se hizo cargo de la delegación responsable de la gestión de dicho monumento.
El espectáculo, que atraía a los visitantes al Alcázar como un atractivo más y que, por añadidura ayudaba, dado su carácter nocturno, a que los turistas pernoctasen en Córdoba, fue suprimido por una decisión del mencionado concejal. Dejó de ofrecerse el 15 de enero del 2016 porque, según sus planteamientos, había que darle otro formato y ello suponía una reforma integral del espectáculo. Después de un primer concurso -para empresas privadas- que quedó desierto, hubo que convocar un segundo. Los trámites correspondientes han dado como resultado que se lleve año y medio sin espectáculo y, por lo que se barrunta, así seguirá la cosa algún tiempo más. Para más inri, mire usted por donde, la empresa a la que ha adjudicado el contrato ha resultado ser la misma a la que hace año y medio se le negaba el pan y la sal.
Pero el tiempo transcurrido no ha pasado en vano y los equipos que permitían ofrecer el espectáculo, que funcionaban sin mayores problemas cuando el concejal García tomó cartas en el asunto, ahora, tras un paro tan prolongado, no funcionan. Es lo que suele ocurrir cuando hay un largo periodo de abandono de la actividad. Resulta, pues, imprescindible que sean reparados y puestos a punto para que puedan volver a prestar servicio de forma adecuada, algo que se hará con cargo a las arcas municipales, a lo que hay que añadir que habrá un nuevo retraso que se calcula en más de un mes. Ello significa que, en las fechas en que estamos, va a resultar un tanto complicado que el espectáculo de marras pueda ofrecerse al público antes de que termine el verano.
La gestión del edil García en el asunto que tratamos tiene todos los ingredientes de la entrada de un elefante en una cacharrería. Esa es la lamentable impresión que produce el culebrón que se viene viviendo en el Alcázar de los Reyes Cristianos que, por cierto, tiene mucho de “genial invento”, sobre una leve base histórica, que se le ocurrió al alcalde Cruz Conde allá por los años cincuenta del pasado siglo y que ha dado importantes dividendos a Córdoba.
Después de más de año y medio todo apunta a que nos hagamos la pregunta: ¿Para este viaje, como dice el viejo refrán, hacían falta alforjas?
(Publicada en ABC Córdoba el 26 de julio de 2017 en esta dirección)