Como decía, días pasados Ramón Maura, apuesto a que esta canícula que estamos pasando en el mes de junio tiene precedentes. Estoy seguro de que hubo otros meses de junio parecidos al que nos está tocando vivir. Pero hay cierta tendencia -si no que se lo pregunten a Pablo iglesias Turrión- a considerar que el mundo ha comenzado con nosotros y que no hay pasado, ni historia antes de nosotros. Han quedado desfasadas expresiones como la contenida en una carta que el gran Isaac Newton escribía, allá por 1676, a Robert Hooke en la que señalaba: “Si he visto más lejos, es porque estamos montados sobre hombros de gigantes”. Era la misma idea que otro grande, Guillermo de Chartres, exponía al filo del siglo XI cuando afirmaba: “Somos como enanos sobre hombros de gigantes. Si somos capaces de ver más allá, más lejos que ellos, no es debido a nuestra agudeza visual, ni a la altura de nuestros cuerpos, sino porque estamos aupados sobre la enorme talla de nuestros predecesores”. Pero el calor de este mes de junio, sin duda impropio de la época del año, es tal novedad que provoca reacciones nunca vistas hasta el presente. Alumnos que son enviados a sus casas porque las aulas no tienen aire acondicionado y el calor es insoportable.
La novedosa situación ha llevado a una política, con mucha responsabilidad de gestión en el momento presente -léase la alcaldesa de Córdoba- a prometer de inmediato lo que no debe prometer porque no es su competencia. Nos referimos a su afirmación de que se dotará a los centros de enseñanza pública de Córdoba -en los de la enseñanza concertada los alumnos no deben de pasar el mismo calor- del aire acondicionado correspondiente. La señora alcaldesa se ha pasado como le ha recordado, en esta ocasión asistido de toda la razón, su primer teniente de alcalde, el concejal de Izquierda Unida, Pedro García, al señalarle que eso del aire acondicionado es competencia de la Junta de Andalucía, cuya presidencia ostenta Susana Díaz, la vapuleada por la militancia socialista, y, según García, lo que pretende la alcaldesa es taparle las vergüenzas a la Junta.
Desde que la Consejería de Educación asumió las competencias sobre enseñanza, transferidas por el gobierno central, ha mantenido una actitud más que lamentable con los ayuntamientos andaluces. Ha procurado escurrir el bulto en todo lo referente a la actualización de las necesidades de los centros, escudándose, de forma falsaria, en que el mantenimiento es competencia municipal. Con ese planteamiento ha pretendido obligarles a hacerse cargo de obras que son de su competencia. Tal fue el caso de renovar las zonas de paso para adaptarlas a la normativa de evacuación en caso de necesidad o tratar de endilgarle a las corporaciones locales obras de entidad que sobrepasaban con mucho el mantenimiento. La falta de aires acondicionados en más de dos terceras partes de los centros de enseñanza primaria y secundaria de Andalucía -la gran mayoría de aquellos que lo tienen han sido costeados por las AMPAS o los ayuntamientos- es un déficit que ha de contabilizarse entre las incompetencias de la Junta de Andalucía.
El calor en junio no es cosa nueva, lo que sí parece una novedad es la menor capacidad que hoy tenemos para ofrecer resistencia ante este tipo de situaciones. Tampoco es nueva la promesa de aire acondicionado en los centros; ya la hizo Rafael Blanco, indebidamente, en el programa electoral con que concurría a las elecciones en 2007.
(Publicada en ABC Córdoba el 21 de junio de 2017 en esta dirección)