Estamos a punto de que 2015 nos diga adiós. Ha sido un año de numerosos procesos electorales que han alumbrado nuevas situaciones. En Córdoba, las elecciones autonómicas señalaron el declive de un PP que no pudo hacerse con el gobierno de la Junta de Andalucía, pese a su victoria electoral -hecho insólito en una tierra donde los triunfos socialistas son reiterados-, y anunciaba el batacazo de las elecciones municipales. El triunfo del PSOE trajo la vuelta al Consejo de Gobierno de la comunista, en sus tiempos de alcaldesa, Rosa Aguilar; ahora recalaba como consejera de Cultura, tras su paso por otras consejerías y ministerios.

El dominio electoral socialista en los ayuntamientos se tradujo en su vuelta al poder en la Diputación, tras el efímero mandato en la corporación provincial de María Luisa Ceballos. En Córdoba se producía un hecho igual de insólito como es que el PSOE hubiera perdido unas elecciones autonómicas: los socialistas por primera vez desde 1979 se hicieron con la vara de mando en la ciudad de Córdoba al convertirse Isabel Ambrosio en alcaldesa, pese a que el PSOE sólo sumaba siete concejales, que son menos de la cuarta parte de los ediles que forman la corporación municipal. Las elecciones generales han revelado que los socialistas siguen por delante, aunque no logran despegar al PP y sienten la amenaza de los llamados partidos emergentes que, sin embrago, no han logrado acabar, pese al cacareo de algunos, con el denostado bipartidismo que constituye el armazón político de países como los Estados Unidos -demócratas y republicanos-, de Gran Bretaña -conservadores y laboristas-, o de Alemania      -democratacristianos y socialdemócratas-. En las elecciones del pasado 20 de diciembre socialistas y populares se hicieron, prácticamente, con dos tercera partes de los votos cordobeses, lo que se tradujo en dos tercios de los escaños (cuatro de seis).

El año que se nos va nos ha dejado alguna que otra polémica, más ideológicas que dotadas de verdadera sustancia. Es el caso de la segunda puerta de la Mezquita-Catedral,  el uso de Parque de Rabanales, o la titularidad del templo diocesano, todas ellas con notables bandazos en la posición sostenida por la Junta de Andalucía

2015 también fue año de efemérides cordobesas. Algunas pasaron completamente desapercibidas. Tal es el caso  del CL aniversario de la muerte de Ángel Saavedra, duque de Rivas, que fue presidente del gobierno de España, aunque sólo lo fuera por unas horas, y una de las figuras más relevantes del romanticismo literario patrio. También en 2015 se conmemoraba el V centenario de la muerte de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, uno de los soldados más ilustres de nuestra historia y al que en Córdoba -también su Montilla natal- se le recordó en diversos ciclos de conferencias y en publicaciones varias, amén de diversas acciones castrenses.

El verano de 2015 fue una verdadera canícula y el otoño ha resultado ser mucho más seco de lo habitual y tan cálido como no se recuerda, lo que ha echado por alto los pronósticos de los meteorólogos y también de los cabañuelistas que lo habían anunciado más húmedo de lo que suele ser normal y con temperaturas propias de la estación.

Sólo me queda el espacio justo para desear a quienes me honran con la lectura de estas líneas una feliz despedida al año que se nos muere y que el que está a punto de nacer sea venturoso y responda a sus expectativas.

(Publicada en ABC Córdoba el 30 de diciembre de 2015 en esta dirección)

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