No podemos saber cuál es la procedencia exacta de los votos de Ciudadanos en Andalucía, pero si hacer algunas cábalas con visos de verosimilitud. Primera, dado que el número de escaños obtenidos por el PSOE el 22 de marzo es el mismo que obtuvo en 2011, aunque con menos votos, el trasvase de votos desde ese espacio político hacia ciudadanos no debió ser importante. Segunda, la pérdida de votos y escaños de IU-CA debió alimentar principalmente la cosecha de Podemos, que también se nutriría de votos del PSOE y, posiblemente algunos de los que recibió el PP tres años antes. Tercera, si a eso sumamos el voto de las familias ligadas al radicalismo de izquierda estaremos en una cifra bastante aproximada del número de los votos de Podemos. Cuarta, la pérdida de votos y escaños de los populares en Andalucía nos lleva a la conclusión razonable de que la mayor parte de los votantes de Ciudadanos procede de anteriores votantes del PP, enfadados con sus incumplimientos electorales y con la corrupción que atasca las cañerías y enfanga al partido de la calle Génova.

Hasta aquí las cábalas numéricas. Añadamos ahora el componente ideológico que sólo hemos apuntado más arriba. Los votos de izquierda se mueven -salvo circunstancias excepcionales- en el terreno electoral de la izquierda y los de derechas en el marco que le es propio. El combate se libra en el centro que es, según los politólogos, el que quita y pone gobiernos. Ideológicamente, los votantes de Ciudadanos están ligados a la derecha. Ciutadans surgió en Cataluña como defensor de su españolidad, dispuesto a hacer frente a las tesis independentistas. Eso generó una corriente de simpatía entre amplios sectores de la opinión pública española y, sin duda, ha sido un factor importante a la hora de los resultados obtenidos. Además, Albert Rivera se ha presentado como paladín de la regeneración y la lucha contra la corrupción, desde postulados ideológicos moderados que nada tienen que ver con las proclamas del 15-M en que se gestó Podemos, además de hacerlo en el laboratorio político de la Complutense.

En resumidas cuentas y con todas las cautelas que supone el hecho de que el voto es secreto, podemos afirmar que el perfil electoral del votante de Ciudadanos en el caso de Andalucía -posiblemente en toda España- es principalmente el de gente de derechas cabreada con el PP y que en otras elecciones ha votado a los populares. No hay más que sumar los votos obtenidos por el PP y Ciudadanos en las municipales y tendríamos recompuestas muchas de las mayorías absolutas que los primeros han perdido. En estas circunstancias, Juan Marín, el líder andaluz de Ciudadanos, que lleva desde 2007 de concejal en el ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda, apoyando al PSOE -dato que ha sido poco difundido- da su apoyo a la investidura de Susana Díaz. Nada de abstenciones para posibilitar la investidura. Apoyo con voto afirmativo que no ha extrañado lo más mínimo a quienes conocen a Marín.

¿Cuantos de los que votaron a Ciudadanos contaban con ese apoyo al PSOE? ¿Cuántos de los que lo hicieron porque abogaban por la regeneración política se sentirán satisfechos?  Las encuestas -escasamente fiables en los últimos tiempos- apuntan ya una tendencia en la caída del voto a Ciudadanos. Después del apoyo a la investidura de Susana Díaz a finales de año podemos ver cosas que la noche de las pasadas elecciones no podrían creerse.

(Publicada en ABC Córdoba el 13 de junio de 2015 en esta dirección)

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