Afirman los dirigentes del Partido Popular que han sido los ganadores de las elecciones municipales y autonómicas. Es cierto que añaden a continuación ciertas matizaciones. La pérdida de diez puntos porcentuales que suponen más de dos millones de votos respecto a las anteriores elecciones municipales no puede dejar de producirles un amargo sabor de boca. Es cierto que han ganado en ganado en la gran mayoría de las capitales de provincia, pero no lo es menos que los triunfos de hace cuatro años fueron por mayoría absoluta en bastantes de los casos y ahora lo son por mayoría simple, lo que supone que perderán más de una y más de dos alcaldías ante los pactos que cerrarán los socialistas con otras formaciones de izquierda -incluida la izquierda radical- y que los populares lograrán gobiernos en muchas localidades con el apoyo, posiblemente por la vía de la abstención, de la formación de Albert Rivera. Otro tanto ocurre con los resultados de las elecciones autonómicas. El Partido Popular, además de ganar en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, ha ganado en nueve de las trece comunidades en las que se celebraban elecciones. Pero una buena parte de esos nueve gobiernos pasarán a manos de una coalición de perdedores. Todo apunta a que eso es lo que ocurrirá en Baleares, en Aragón, en Castilla la Mancha y en Valencia.

La pérdida de poder municipal y de poder autonómico, hasta ahora en manos de los populares, cuando se constituyan en las próximas semanas los gobiernos va a ser muy importante. Pese a ello en el Partido Popular se aferran al mantra de que han ganado las elecciones. Han sido el partido más votado con más de 400.000 votos de diferencia sobre el segundo, el PSOE, que también se ha llevado lo suyo con una pérdida de 700.000 votos, particularmente dolorosa en las grandes ciudades -ha sido casi laminado en Barcelona y queda en una posición extremadamente débil en Madrid- y núcleos de población importantes. Apenas logra la victoria en media docena de capitales de provincia, ninguna de ellas relevante por su peso demográfico.

La victoria del Partido Popular ha sido una victoria pírrica, adjetivo derivado de las que obtenía Pirro, el rey del Epiro, frente a los romanos. Una de aquellas victorias fue tan costosa para sus armas que se le atribuye la frase de que con otra como la que había logrado estaría definitivamente perdido.

El caso de la ciudad de Córdoba es paradigmático. Los populares han ganado las elecciones, con mucha ventaja sobre  los socialistas que son sus inmediatos seguidores. La proporción de los resultados municipales en Córdoba es muy parecida a la de las elecciones autonómicas andaluzas del pasado 22 de marzo -11 ediles populares frente a 7 socialistas y 47 diputados del PSOE frente a 33 del PP en la cámara autonómica-, pero las posibilidades de que Nieto revalide la alcaldía son remotas con los números en la mano. Está claro que el PP ha ganado las elecciones, pero ha perdido la mayoría absoluta y no puede conseguirla ni con la abstención de Ciudadanos y de UCOR. Lo que parece va a ocurrir en Córdoba tendrá episodios similares en Cádiz y Sevilla. Ha sido una victoria pírrica, aunque no estaría de más preguntarle a Susana Díaz que piensa ahora de la claridad con que han hablado los cordobeses y el respeto a la lista más votada.

(Publicada en ABC Córdoba el 27 de mayo de 2015 en esta dirección

Deje un comentario