Si Luciano Alonso no cesa a su delegada Manuela Gómez, pone de manifiesto otra vez lo poco interesado que está en Córdoba.
Pronto hará un mes que Manuela Gómez, delegada en Córdoba de la consejería de Educación, Cultura y Deporte escribió su famosa carta a los jefes de servicio de su delegación, agradeciéndoles su trabajo en pro de la victoria electoral —solo mayoría relativa, que mantiene los escaños de las anteriores elecciones y que veremos en que acaba— obtenida por el PSOE. Fue todo un alarde de sectarismo que la obligó a pedir disculpas y a poner su cargo a disposición del consejero.
No era la primera vez que la delegada Gómez daba muestras palmarias de sectarismo. So capa de defensa del patrimonio cultural, en otros asuntos relacionados con sus competencias en cultura ya había dado sobradas muestras de utilizar las instituciones con evidente partidismo. Recordemos que, acogiéndose a la declaración de Bien de Interés Cultural del Pósito, se acercó al bloqueó de la iniciativa del ayuntamiento cordobés para su restauración para darle un uso. También se le vio esa intencionalidad sectaria con las trabas al inicio de las obras de remodelación de la plaza de San Agustín. Trataba de retrasarlas, alegando que dicha remodelación se iba a realizar en el entorno de un Bien Cultural. En este caso, la protesta vecinal, la llevó a dar marcha atrás y a retirar sus objeciones, lo que revela de forma palmaria la intención que la guiaba.
La carta de la delegada a los jefes de servicio fue censurada públicamente por caracterizados representantes del socialismo cordobés en las instituciones. Debieron considerar necesarias estas declaraciones porque aquellos días nos encontrábamos con otros casos de utilización partidista de la administración. La carta de la delegada de Córdoba venía a sumarse al escándalo protagonizado por la delegada de Empleo de Jaén, que usó a los trabajadores de la delegación para hacer campaña a favor del PSOE, bajo graves amenazas. Se le puso fecha al cese de Manuela Gómez: el primer consejo de gobierno.
Hasta la presente, el consejero de Turismo no parece dispuesto a tomar una medida que no debiera, por el bien de las instituciones públicas, demorar un día más. En algunos ambientes —incluidos círculos del PSOE— se afirma que aguarda a que escampe y… pelillos a la mar. Al fin y al cabo, lo que ha hecho Manuela Gómez es lo que se viene practicando con asiduidad en la administración pública andaluza a la que, después de más de tres décadas de gobierno, se considera una especie de apéndice del PSOE. Lo único que ha diferenciado a la delegada de Educación Cultura y Deporte en Córdoba es que lo tiene tan claro que hasta lo ha hecho público. Tal metedura de pata hizo que hasta sus correligionarios corrieran a marcar distancias con ella para aparentar lo que no es.
Si Luciano Alonso, que mantiene cerrado el Centro de Recepción de Visitantes de Córdoba en plena Semana Santa, no cesa a su delegada en esta provincia, pondrá de manifiesto, una vez más, lo poco interesado que está en lo que ocurre aquí. Si está aguardando a que escampe, peor. Lo de esperar a que se constituya un nuevo gobierno —algo que parece estar hasta la presente un tanto complicado— no cuela. Quien confunde a la administración pública con un apéndice del PSOE no debe seguir un día más con responsabilidades públicas.
(Publicada en ABC Córdoba el 15 de abril de 2015 en esta dirección)