El PSOE ha quedado como un incauto al lanzarse a recurrir la inmatriculación de la Mezquita-Catedral y dar marcha atrás.
El erudito don Joaquín de Entrambasaguas dedicó un largo estudio al origen de la expresión «hacer el primo», cuando la palabra «primo» es usada en el sentido de persona incauta que se deja engañar fácilmente. En su opinión, el origen de dicha expresión se encuentra en las cartas que escribió el general napoleónico Joaquín Murat, durante los sucesos del 2 de mayo de 1808, al infante don Antonio y a la llamada Junta de Gobierno de España, que el infante presidía por ausencia de Fernando VII quien se había marchado a Bayona. Murat empleaba la fórmula protocolaria de «Señor primo» para dirigirse al infante e indicarle a continuación que todo pueblo donde fuera asesinado un francés sería incendiado inmediatamente. Tras la amenaza, se despedía diciendo: «Mi primo… pido a Dios que os tenga en santa y digna gracia». Murat había empleado en su redacción el protocolo utilizado por la Casa Real española cuando el rey se dirigía a los grandes, llamándoles «primo». Fue este modo de dirigirse al incauto y atolondrado infante por lo que quedó, según Entrambasaguas, acuñada la expresión «hacer el primo».
El «primo», ha hecho, tanto o más que el infante don Antonio, el PSOE de Andalucía cuando, inducido por sus socios de gobierno, los comunistas de IU-CA, se lanzó a interponer un recurso ante el Tribunal Constitucional contra la ley que permitió la inmatriculación de la Mezquita-Catedral por parte de la Iglesia. Sin embargo, los socialistas, ante un informe de los servicios jurídicos del Parlamento, han dado marcha atrás, lo que le ha valido ser catalogados de «cobardes» por los comunistas. El informe presentado a la Mesa de la Cámara por los servicios señala que el recurso no procede y la razón esgrimida es tan elemental que produce perplejidad: no tiene viabilidad porque está fuera de los plazos establecidos. La iniciativa que iba a asumir el gobierno andaluz era de Alba Doblas, diputada de Izquierda Unida por Córdoba. Ante el argumento de los servicios jurídicos cabe hacerse preguntas tales como ¿en que estaba pensando la diputada cuando impulsó la iniciativa parlamentaria? o ¿en qué pensaban los asesores de su grupo parlamentario? Todo señala que ni la una ni los otros se miraron la legislación que podía dar soporte a la mencionada iniciativa.
Se trata de una cuestión de plazos, en la que no ha tenido en cuenta que la cronología, ciencia que tiene por objeto establecer las fechas de los sucesos, tiene una gran importancia por mucho que algunos se empeñen en minusvalorarla. Los hechos suceden en un momento concreto y hasta se explica que ocurran porque se producen en ese momento y no en otro. Son factibles en un marco temporal y fuera del mismo no se sostienen. Las leyes establecen unos plazos para la propia salvaguarda jurídica y porque de lo contrario la inseguridad legal sería permanente. Es algo que debían de haber sabido y tenido en cuenta tanto en el grupo parlamentario de Izquierda Unida como en el socialista para no «hacer el primo» de la forma en que lo han hecho. Sobre todo, después de haber anunciado a bombo y platillo con no poca carga de demagogia que «muy pronto la Mezquita sería pública», como hizo la consejera de Fomento, Elena Cortés.
(Publicada en ABC Córdoba el 18 de octubre de 2014 en esta dirección)