Resulta incalificable que se llame yihadistas asesinos a quienes tratan de controlar a las células yihadistas en nuestro país.
LA llamada Sierra Sur de Sevilla, que vendría a ser el equivalente a la Subbética cordobesa, ha sido desde que se celebraron las primeras elecciones municipales democráticas allá por 1979 un territorio donde la presencia de la izquierda más radical ha sido muy importante en los ayuntamientos. Algunos de ellos son emblemáticos para sus seguidores. Tal es el caso de Marinaleda —gobernada desde hace treinta y cinco años por Juan Manuel Sánchez Gordillo— o de El Coronil donde es muy fuerte la presencia de la CUT- BAI o del SAT, organizaciones en la órbita de Izquierda Unida, y también se nota la influencia de Diego Cañamero. Hay municipios de esa Sierra Sur sevillana donde los socialistas son considerados de «derechas» el modo en que los de Fuerza Nueva señalaban a quienes hoy forman las filas del PP como poco menos que «rojos».
En las últimas elecciones municipales el PSOE logró la alcaldía de El Coronil, algo que había supuesto poco menos que poner una pica en Flandes. El alcalde, Jerónimo Guerrero, es también miembro de la ejecutiva del PSOE en Sevilla, colocaba en twiter una imagen, perteneciente a un documental titulado «Flores Tristes» donde unos guardias civiles fusilan a unas personas junto a las tapias de un cementerio. Hasta ahí podía entenderse el deseo de «tuitear» del alcalde socialista de El Coronil, con una imagen que puede gustar o no. Pero el rótulo con que titulaba la imagen: «Malditos yihadistas asesinos» resultaba impresentable. El mensaje estaba claro. Comparaba a los guardias civiles de la imagen del documental con los yihadistas de los que andan proclamando califatos, secuestrando niñas para convertirlas en esclavas sexuales, enterrando viva a la gente que no se convierte al islam, crucificándola en el caso de ser cristianos o degollando a periodistas.
El mismo día en que el alcalde de El Coronil difundía esa imagen con su rótulo, acompañada de algunos otros comentarios, fallecían tres guardias civiles en acto de servicio. Trataban de auxiliar a unos montañeros en dificultades. Nos hemos enterado porque han perdido la vida, pero es lo mismo que hacen todos los días. Lo mismo que cuando a diario luchan contra el fuego en múltiples incendios, lo mismo cuando acuden a socorrer a las víctimas de los accidentes de tráfico o cuando intervienen prestando ayuda en inundaciones, terremotos o en otras catástrofes.
Resulta incalificable que se llame yihadistas asesinos a quienes tratan de controlar a las células yihadistas que se mueven en nuestro país, a quienes han evitado atentados de los que ni siquiera tenemos noticia —sólo sabemos que podían haberse cometido— y que hubieran sembrado la muerte y la destrucción. Ciertamente el concepto yihadista va hoy unido al de asesino y el alcalde de El Coronil así lo recoge en la lapidaria frase que ha colocado en su imagen de twiter, lo que resulta impresentable es que la imagen vaya acompañada de una frase que establece una relación entre yihadista y guardia civil. La misma guardia civil a la que acudió el alcalde socialista de El Coronil a pedir ayuda cuando, con motivo de una huelga de recogida de basuras en su municipio, se vio amenazado por sindicalistas del SAT. Las disculpas, tres días después, lamentables y chapuceras.
(Publicada en ABC Córdoba el 30 de agosto de 2014 en esta dirección)