De recinto del islam a templo cristiano ¿Adónde quieren llegar quienes piden 800 años después el rezo musulmán en la Mezquita?
ISRAEL es uno de los lugares donde la arqueología está dotada de las más modernas técnicas de excavación, de datación, de análisis estratigráfico y de trabajo en laboratorio, en definitiva más desarrollada. Para las autoridades israelíes la arqueología es una poderosa arma política cuya última razón hay que buscarla en su obsesión por demostrar que la tierra en disputa con los palestinos es en la que estuvieron asentados sus antepasados. Quieren demostrar a toda costa que los judíos estuvieron allí mucho antes de que los musulmanes se apoderaran de aquellos territorios en el siglo VII y el islam se implantara como religión. Es una forma de decir a los palestinos, que se sienten despojados de su tierra, que ellos —entiéndase sus antepasados judíos— estaban allí primero. La cuestión es mucho más compleja de lo que acabamos de exponer en las pocas líneas de una columna periodística. Habría que formularse muchas preguntas como ¿Quiénes eran los antepasados de los palestinos? ¿Dónde estaban esos antepasados? También si ¿no fueron sus antepasados los mismos que construyeron lo que hoy son los restos arqueológicos de raíces judías que afloran en las excavaciones y que con la llegada de los árabes se convirtieron al islam?
Viene todo esto a colación de la ofensiva lanzada por grupos laicos con el objetivo de poner en cuestión la titularidad de la Catedral de Córdoba, asentada sobre la antigua Mezquita aljama de la ciudad durante el dominio musulmán. Aquí podría aplicarse el mismo planteamiento que se hace en Israel, a partir de la arqueología. Antes de ser mezquita en el lugar donde hoy está la catedral se alzaba una basílica visigoda dedicada a San Vicente Mártir. Los cristianos podrían aducir que ellos estaban primero. Lo mismo podría decirse de numerosas mezquitas alzadas sobre anteriores templos cristianos y en los que hoy se celebran los rituales propios de la religión musulmana. También podríamos hacernos algunas preguntas. ¿Se imaginan un movimiento que pidiera la celebración de culto cristiano en una mezquita musulmana? ¿Se imaginan al señor Mariscal, senador de Izquierda Unida, pidiendo en Egipto, pongamos por caso —allí existe una importante comunidad de cristianos coptos—, que se compartiera culto con los cristianos en alguna mezquita que antes fue templo cristiano?
Históricamente no resulta complicado afirmar que la inmensa mayoría de la población andalusí, convertida al islam después de la invasión de la Península Ibérica por los musulmanes, procedía del sustrato poblacional hispanorromano-visigótico que se encontraron los invasores —sólo unas decenas de miles— cuando cruzaron las Columnas de Hércules a principios del siglo VIII. Muchos de ellos se convertirían al cristianismo cuando en el siglo XIII los ejércitos cristianos de Fernando III se apoderaron de Córdoba. Y lo mismo que hicieron los musulmanes con la basílica de San Vicente, que convirtieron en mezquita, ampliándola considerablemente para satisfacer las necesidades religiosas de la que era la ciudad más populosa de occidente, hicieron los cristianos convirtiéndola en catedral en 1236, es decir, iglesia principal de la diócesis cordobesa.
También aquí cabría hacerse algunas preguntas. ¿Adónde quiere llegar el movimiento que reclama la titularidad pública del inmueble casi ochocientos años después de que una mezquita musulmana se consagrara como templo cristiano? Y ya puestos también podríamos preguntarnos ¿Quién estaba primero en ese lugar?
(Publicada en ABC Córdoba el 11 de junio de 2014 en esta dirección)