Griñán como presidente de la Junta de Andalucía y Alonso como su consejero de Turismo jugaron mal, muy mal sus bazas cuando Córdoba se alzó con la organización de la semifinal de la Davis. Le negaron el pan y la sal en una descarada actuación de partidismo político. La imagen de la Junta y del PSOE salió malparada por muchos paños calientes que Durán y los suyos trataron de poner a una actuación que sólo puede calificarse como detestable. Castigaron a Córdoba, a pesar de que Griñán, aunque cunero, es diputado por esta provincia. En su decisión pesaron más las razones ideológicas que sus obligaciones de gobernante, pero careció de una mínima visión de futuro. No se le pasó por la cabeza que si eliminábamos a Francia, existía la posibilidad de que la final se jugara en España. Podía ocurrir siempre que Argentina eliminara a Serbia. Fue lo que ocurrió en Belgrado y, en consecuencia, la final correspondía organizarla a España. Fue entonces cuando al alcalde de Sevilla se le ocurrió —pensaría Griñán que en mala hora— solicitar para su ciudad la organización del evento. Y la decisión de la federación de tenis ha sido adjudicárselo.
¿Qué hacen ahora Griñán y los suyos? ¿Inhibirse y no ayudar económicamente a Sevilla como hicieron con Córdoba? ¿Ayudar al ayuntamiento de Sevilla en la financiación del evento? ¡Menuda papeleta!
Por eso Griñán dice una cosa y la contraria. Habla de ayudar al tiempo que niega la ayuda, está atrapado en el laberinto que él mismo se ha labrado. Las elecciones autonómicas están cada vez más cerca y todo apunta a que va a presentarse como cabeza de lista por Sevilla. ¿Va a negarle a los sevillanos el pan y la sal como hizo con los cordobeses? ¿Va a darle el pan y la sal en un agravio que no podría explicar a Córdoba de ninguna de las maneras?
Es algo más que probable que ante esa tesitura quiera hacer borrón y cuenta nueva y en esa dirección apuntan las palabras del señor Espadas, portavoz socialista en el ayuntamiento de Sevilla, cuando ha afirmado, con mucho desahogo: «Hay que sentarse a negociar con la federación para que no pase como ocurrió con Córdoba. ¿Quién se acuerda de qué se celebró allí?». Sepa el edil socialista sevillano que en Córdoba somos muchos los que nos acordamos de lo que ocurrió y, además, estamos pendientes de lo que ocurra en Sevilla.
(Publicada en el ABC de Córdoba el 12 de Octubre de 2011 en esta dirección)