Es lo que quiere Izquierda Plural, así llamada porque lo de comunista les da alergia, ante el alza que le dan las encuestas.
EN el pasado debate sobre el Estado de la Nación los diputados de lo que ahora se llama Izquierda Plural —la denominación de comunistas les produce alergia— exigieron la necesidad, imperiosa según ellos, de adelantar las elecciones. Es la misma cantinela que por estos lares repite Izquierda Unida. Esa petición no esté motivada por las razones que esgrimen y que centran en el fraude de la financiación de las campañas del partido que sostiene al gobierno y por los incumplimientos electorales. La verdadera razón hay que buscarlas en que las encuestas apuntan a un alza considerable en la intención de voto para Izquierda Unida.
Influye en ese ascenso el desencanto que el PSOE sigue provocando, con lo que ha servido en bandeja a la coalición de izquierdas una importante parcela electoral. A esa cosecha hay que sumarle —constituyen un volumen muy importante— a quienes votaron a los populares esperado una rápida recuperación económica y la creación inmediata de empleo —algunos voceros del PP lo afirmaban con rotundidad—, así como una bajada de IVA que luego se convirtió en subida. La falta de realidades positivas en materia de empleo o el incremento de la presión fiscal en unas clases medias cada vez más depauperadas ha jugado a favor de la coalición de izquierdas en lugar de beneficiar a los socialistas. Pero Cayo Lara y los suyos son conscientes, aunque digan lo contrario, de que el viento, desde hace ya algún tiempo, no sopla a su favor con la misma intensidad que en los primeros meses de la legislatura. Los rotos dejados por la ineptitud de Zapatero han sido en buena medida remendados. El aumento del malestar, como suele ocurrir a las enfermedades cuando se le comienzan a aplicar remedios, se está deteniendo y con ello el incremento en sus expectativas de voto se ha frenado. Por eso en el debate del Estado de la Nación hemos oído a la Izquierda Plural exigir, reiteradamente, el adelanto electoral.
Hoy, olvidada la necesidad del rescate, alejados del abismo por el que íbamos a precipitarnos, con las cifras de la macroeconomía —balanza de pagos, comercio exterior, turismo, prima de riesgo, calificación de las agencias— apuntando en positivo y con declaraciones sobre la salida del túnel, empiezan a verse atisbos de mejora en las economías familiares que aumentan ya su capacidad de consumo. Cayo Lara en Madrid y también Maillo en Andalucía, donde Izquierda Unida forma parte del gobierno, son conscientes de que a partir de ahora las cosas irán mejor para el Partido Popular. Los datos de paro correspondientes al mes de febrero —modestísimos en sus cifras, aunque la ministra Báñez haya echado las campanas al vuelo— apuntan en esa dirección.
Cayo Lara sabe que en los veinte meses que restan a la legislatura pueden cambiar muchas cosas en el terreno económico y que, salvo imprevistos, será a favor del gobierno. Sabe que los sindicatos, gravemente desprestigiados, no podrán ayudarle como en otros momentos. Y también sabe que si en las primarias el PSOE encontrase el liderazgo que necesita y acabara con las banderías y la política errática que lo han llevado donde está… Las lanzas se volverían cañas. Esa y no otra es la exigencia de anticipo electoral que Izquierda Unida reclama con tanta insistencia.
(Publicada en ABC Córdoba el 8 de marzo de 2014 en esta dirección)