En cuestión de impuestos quien esté libre de pecado en Córdoba que tire la primera piedra.
LAS cifras que días atrás publicaba ABC acerca de la fiscalidad municipal en Córdoba eran jugosas. No la tildo con ese adjetivo por lo elevado de la presión fiscal que soportan los cordobeses. Lo hago porque a poco que se analice con un mínimo detenimiento explican ciertas actitudes.
Lo primero que se deduce de esa información es que los impuestos pagados por los cordobeses se encuentran, en su conjunto, entre los más elevados de las capitales españolas. Así, por ejemplo, el Impuesto Municipal de Vehículos ocupa uno de los primeros puestos de ese ranking tributario. Algo parecido ocurre con el Impuesto de Actividades Económicas, también se encuentra entra los más elevados y lo mismo le ocurre al Impuesto de Construcciones. En este último caso, el impuesto por acometer una obra —siempre, claro está, que se haga con licencia municipal— que pagan los cordobeses ocupa el cuarto lugar, aunque justo es decirlo junto a un buen puñado de ciudades. Peor aún, desde la óptica del contribuyente, es el lugar que ocupa el impuesto de plusvalía, que paga el vendedor en las transacciones de bienes inmuebles y que está en función de varios parámetros como el valor catastral, el declarado en la transacción y el tiempo transcurrido desde el último cambio de propietario que tuvo el inmueble sobre el que se tributa. En cuestión de plusvalías Córdoba se encuentra a la cabeza de los tipos impositivos que se practican en España, si bien es cierto que también ese pódium lo comparte con otro grupo de ciudades.
Así las cosas, la oposición municipal podría hacer sangre, políticamente hablando. Sin embargo, el silencio de los munícipes opositores en materia de fiscalidad municipal es algo más que elocuente. Le explicación se encuentra en que esa posición, poco envidiable —siempre desde la perspectiva del pagano— ha mejorado, en lo que al ranking se refiere en los dos últimos años. La situación era peor con los gobiernos de Izquierda Unida. En varios impuestos se ha mejorado al comparárseles con los de otras capitales de provincia. En consecuencia, la oposición se aplica el silencio porque podría ocurrirle, como dice el refrán, que vaya a por lana y vuelva trasquilada.
Tampoco el Partido Popular está en condiciones de sacar pecho. Si bien es cierto que los impuestos municipales, comparativamente con los de otras ciudades, han mejorado, los cordobeses a penas lo notan en su bolsillo. Decisiones del Gobierno central en lo referente al Impuesto de Bienes Inmuebles, al que le aplicaron un diez por ciento con carácter general o en lo que compete al aumento del impuesto de plusvalía como consecuencia de la revisión catastral lo dejan suficientemente claro. Si a ello sumamos el aumento de impuestos estatales, como el aplicado al Impuesto de la Renta de las Personas Físicas, olvidándose de sus promesas electorales y de afirmaciones tan contundentes como las que hacía el actual ministro de Hacienda, cuando estaba en la oposición, acerca de las maldades que se derivaban de la subida del IVA impuesto por el anterior gobierno, comprenderemos que también el Partido Popular opte por el silencio.
La conclusión final es que en cuestión de impuestos quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.
(Publicada en ABC Córdoba el 29 de enero de 2014 en esta dirección)