Utilizando las numerosas posibilidades legales que hay, la situación de Gibraltar debe pasar de paradisíaca a asfixiante.

Uno de los errores de España desde que Gibraltar es colonia británica ha sido actuar sin una línea de continuidad. Las acciones emprendidas por España en siglo XVIII, en que hubo tres asedios, fueron de carácter bélico. En el siglo XIX las reivindicaciones desaparecieron. España bajaba los brazos agobiada por graves problemas internos, mientras el mundo se movía al son que marcaba Londres. Los británicos aprovecharon epidemias para hacerse con parte de la zona neutral del istmo colocando la valla de separación que en 1908 desplazaron en propio beneficio. España mantuvo los brazos bajados. Aprovecharon la Guerra Civil para construir en 1938 una pista de aterrizaje que suponía una violación del espacio aéreo español. A instancias de la Alemania de Hitler se planteó en 1940 la conquista del Peñón. Fue la denominada «Operación Félix» que no llegó a materializarse.

Será, a partir de la década de los sesenta del pasado siglo, cuando se plantee por parte de España la devolución de Gibraltar. Hay varias resoluciones de la ONU instando a Gran Bretaña a iniciar negociaciones para llevar a cabo la descolonización, pero su falta de voluntad sólo condujo a fuertes tensiones que culminaron con el llamado cierre de la Verja en 1969. La valla construida por los propios británicos aislaba por tierra a Gibraltar, cumpliéndose así al aislamiento estipulado en el Tratado de Utrecht donde se daba carta de naturaleza a la colonia británica. Permaneció cerrada hasta 1982, cuando fue abierta para el tránsito de personas por el primer gobierno de Felipe González. En 1985 se autorizó el tránsito de vehículos, como condición para la admisión de España en la Comunidad Económica Europea. A partir de entonces se han hecho propuestas de condominio, de fijar un periodo de tiempo tras el que Gibraltar sería reintegrado a España -fórmula utilizada para descolonizar Hong-Kong-, o se ha hablado de soberanía compartida.

Los gibraltareños han mostrado su rechazo a todas esas propuestas, planteando incluso su propia soberanía, al tiempo que obtenían todo tipo de ventajas y España mantenía los brazos bajados. Han logrado facilidades en el espacio aéreo español. Han hablado de aguas jurisdiccionales conculcando el derecho a faenar de los pescadores españoles. Han ampliado su territorio mediante construcción de diques. Han convertido Gibraltar en un paraíso fiscal. Han practicado lo que se llama «bunkering». Han convertido el contrabando en un negocio lucrativo a gran escala. Incluso se les permitió negociar en pie de igualdad con dos estados soberanos en un monumental desatino

Hoy, los controles en la verja, las medidas que, según el gobierno, van a adoptarse contra el «bunkering», contra el juego online o contra la opacidad fiscal, que incluye la investigación de la situación de numerosas propiedades en territorio español de los gibraltareños parece apuntar a poner fin a ese política de brazos bajados. La cuestión está en que, una vez decididas esas actuaciones —desencadenadas por la provocación de unos bloques de hormigón arrojados al mar por orden del inefable Picardo—, no se debe volver a bajar los brazos y que, como ha ocurrido en otras ocasiones, la presión sea temporal. Se trata de que, utilizando las numerosas posibilidades legales que existen, la situación de Gibraltar se convierta de paradisíaca en asfixiante. Es la respuesta que merece tanta conculcación de la ley e insolencia.

(Publicada en ABC Córdoba el 21 de septiembre de 2013 en esta dirección)

One Response to No bajar los brazos | JoséCalvoPoyato
  1. Muchas gracias Sr. Calvo, ya era hora de que alguien explicara, sencillamente, el asunto de Gibraltar. Con su permiso, este texto, corto y facil de entender, tendria que ser memorizado por todos aquellos que disfrutemos del DNI y pasaporte Hispano antes de ser concedido. Los politicos deberian de hacer lectura del mismo durante su toma de posesion del cargo. Tambien habria que traducirlo a la lengua de la Perfida Albion y ser arrojado en octavillas desde el aire sobre nuestra roca, por supuesto utilizando nuestro espacio aereo sobre el istmo robado. Ah quizas un dia a alguien se le ocurra la feliz idea de llamar a La Linea por el nombre que verdaderamente le corresponde. La Linea de la CONCESION !! Gracias de nuevo y que la situacion de Gibraltar se convierta de paradisiaca a asfixiante como usted mismo bien dice.
    Manolo Isidro
    Isla de Man


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